Por: Diego Rodriguez (Cervecería
Barbarian)
Las cervezas Lager, rubias por
excelencia, de alta carbonatación y bajo contenido alcohólico, conquistaron el
mundo desde la abolición de la ley que prohibía la fabricación y consumo de bebidas
alcohólicas en la década de 1930 en Estados Unidos. Este estilo de cerveza ganó
popularidad por su simpleza y esta fama no tardó en crear grandes conglomerados
mundiales que, gracias al uso de excelente marketing, moldearon consumidores
que preferían cervezas simples y refrescantes.
A finales de la década de 1970,
cuando las cervezas Lager industriales ya habían conquistado al mundo, una
nueva cultura emerge casi por necesidad: la cerveza. Estas cervezas son elaboradas con
pasión, dedicación, actitud y, sobre todo, mucho sabor. Este fue el inicio de
una revolución cervecera que crece a paso acelerado en cada rincón del mundo,
conquistando nuevos adeptos cada día, quienes al igual que los primeros
cerveceros caseros, están cansados del mismo sabor impuesto por las grandes empresas
industriales.
La cerveza artesanal es un fenómeno
mundial y actualmente existen miles de cervecerías pequeñas y medianas en todo
el mundo que han revivido con mucha pasión antiguas tradiciones cerveceras con
el fin de crear nuevas cervezas, únicas y con mucha personalidad.
Latinoamérica no ha sido ajena a esta
revolución. Es por eso que en países como Brasil, Argentina, México y Chile, se
pueden encontrar decenas de micro cervecerías dedicadas a la elaboración de cervezas de muy alta
calidad y todas muy diferentes entre sí. Y es que en esta cultura de la cerveza
artesanal, el cervecero es un artista que puede jugar con la imaginación y crear
bebidas realmente complejas: añejadas con maderas exóticas, sazonadas con
especias, dotadas de alto o bajo contenido alcohólico y que sean tan aromáticas
como un buen vino.